Hay noches en el trópico, en las que el calor y los mosquitos no te dejan dormir; los recuerdos parecen adorar este tipo de noches en la que el canto de los grillos, las ranas y las cuijas no logran callarlos y lo mantienen a uno aún más despierto hasta la madrugada...que rápida se nos hace la vida mientras los minutos transcurren como horas; la eternidad misma nos cabe en una noche de desvelo como si ya no fuéramos a tener un minuto más después del insomnio. Entonces, entre mis cosas, asoma la nostalgia que sale de cualquier libro, de cualquier objeto, de cualquier momento de esa eternidad diseccionada y apareces tú, ¿Por qué no?, casi como si fuera un accidente si no fuera por la reincidencia obstinada; al inicio como algo pequeño, una palabra, un gesto tuyo, una experiencia compartida y eso basta para entrar a un universo paralelo, para lelos habría que apuntarlo en afán de hacer justicia. Entonces, cuando he recreado otras realidades que están lejos de ser, tu recuerdo se apodera de mi piel cubriéndola toda y haciéndola acuosa, espesa, como una placenta enraizada; es un parásito con el que hago simbiosis, está ahí alimentándose de mi mientras me ayuda a soportar las noches de insomnio, ya muchas más de quinientas. Cuando la noche se está pintando de azul y la vida regresa a las calles -como si se fuera alguna vez- yo apenas estoy logrando reponerme, lucho con todas mis fuerzas que son pocas para lograr reducir ese bicho maligno a su mínima expresión. Remisión, cuando amanece, ya no es apenas visible, está ahí oculto entre el vitiligo y mi color moreno, es apenas una suave marca en el exterior sobre mi pecho que no pueden ver quienes me ven vestido. Me acompaña a todas partes, es pequeño, inofensivo cuando no lo alimento pero crónico, a veces me duele un poco pero basta con observar a mi alrededor para darme cuenta de que no tiene oportunidad, otras veces, en esas noches de insomnio, parece comerme vivo a pedazos; otras veces me pica, empieza con un escozor como callado hasta que mis uñas mismas me arrancan girones de piel ensangrentados...alguna vez, una mujer que me quiso mucho más de lo que yo quise, notó esa manchita, entre todas, en mi pecho cerrado como ostra, empezó a frotarla mientras yo dormía, acariciando a ese "monstruo lunar" que parece inofensivo, quizá más aún mientras duermo, al ver que mientras más rascaba más se oscurecía, quiso desaparecerlo por completo. Apenas desperté a tiempo para explicarle, que ese es tu recuerdo, que eso que parece un lunar en el exterior, uno pequeño, al intentar arrancarlo, se trae mi corazón consigo.
1 comentarios:
Espectacular! los que te conocemos, sabemos de ese gran talento y esa gran pasión que son parte de ti. En mi opinión muy personal y estoy segura que muchos te lo deben haber comentado, tus letras no son para quedarse guardadas ni plasmadas en un blog únicamente. Creo que deberías pensar en la opción de publicar y llegar a mas gente que te aseguro se deleitarán con tu talento volcado en letras e imagenes. Seguramente seré un consumidor eterno de tus libros cuando estén publicados. Es un deleite leerte y conocerte. Muchas felicidades!!
Publicar un comentario